Cierto día, en una conversación sobre el porqué de tanto
caos y conflictos a nivel mundial, en todos los ámbitos existentes, las personas
con quienes trataba este tema exponían diversas razones, y entre estas se
mencionó la ignorancia. La ignorancia, aspecto o condición que a mi parecer es el
principal problema de la población mundial, por supuesto no me refiero a la
ignorancia de las cosas que sabemos que ignoramos (el universo es tan complejo
que siempre nos sorprenderá con tanto aún por descubrir), me refiero a aquella de
las cosas que preferimos ignorar, la ignorancia a voluntad,
éste, a mi parecer, el peor de todos los males, ya que ignorar voluntariamente
un riesgo hace imposible prevenir un desastre. La ignorancia condena
irremediablemente, el ser humano parece tener una natural tendencia a engañarse
a sí mismo llegando incluso, en su ciego afán por proteger su engañosa
seguridad, a tildar de falsa la realidad.
Esta
tendencia a engañarse a sí mismo no está limitada a la política, al ámbito económico social o religioso, no, por
desgracia existe gente que llena su vida con toda clase de supersticiones y
engaños, como quienes creen en maldiciones, gente que cree en la suerte, gente
que cree en la inmortalidad, la reencarnación, renegando de la ciencia y la física
que, por otra parte aceptan sin pensar en los dispositivos electrónicos que
utilizan a diario, gente que cree en ovnis; en espíritus, deidades; en
conspiraciones… gente que cree.
Y es
que creer es fácil: simplemente te despreocupas de cualquier
evidencia o pregunta incómoda, dejas de lado el trabajo de buscar información y
comparar lo que has escuchado o te han contado, te olvidas de pensar por ti
mismo y de evaluar los hechos. Para creer solo se necesita aceptar
ciega e incondicionalmente, sin dar cabida a la duda. Anudado a esto está el
hecho de que los resultados de creer, lamentablemente serán siempre negativos,
es decir, protestas, quejas, decepciones, inconformidades, lamentos, las
poblaciones culparán siempre a sus gobiernos, desentendiéndose de la
responsabilidad de sus acciones, ya que ellos mismos eligen a sus líderes y gobernantes.
Creer que es un castigo divino, mala suerte, que es culpa del vecino, de
los empresarios, ricos y millonarios, del fuerte, del astuto, o porque soy
pobre, porque nací en este pueblo, en este país, porque no tuve padres, o los tuve,
pero estos eran malos, etc.
Buscando
siempre una excusa o un culpable. Tan fácil desligarse de la propia
responsabilidad, que desgraciadamente las consecuencias las pagamos todos, y
con creces.
Si algo
no nos agrada, sea la crisis económica o social, una enfermedad, la pérdida de
un ser querido o simplemente la complejidad del universo en el cual vivimos, es
más fácil creer en lo que nos dice alguna autoridad, algún medio de
comunicación o cualquier otra persona, que nos muestra la realidad que en dado
momento hemos de enfrentar y de la cual pretendemos huir.
No
importa el medio que “afirme” con total veracidad, como los ahora tan de moda…
¿coaches?, conferencistas, asesores, analistas, guías espirituales, etc., prometiendo
la salvación, la sanación, el éxito, o la solución, según sea el caso, mientras
consiguen la suya propia (la económica, al menos), y están los vendedores de
«textos sagrados» ya sean brujos, sacerdotes
o predicadores de sinfín de religiones existentes, que nadie condena por más
irracional e ilógico que sea lo que muchas veces vociferan.
Las “autoridades” siempre
nos ofrecen un culpable y una solución. A mucha
gente parece no importarle el hecho de que ese culpable generalmente no exista,
o el que esté comprobado que esa «solución» no funciona, lo importante parece
ser quitarse el peso de la responsabilidad de uno mismo y transmitirlo a
alguien más, ya sea esta una Persona, Gobierno, Institución o un Dios.
Los Ignorantes
por Voluntad matan, destruyen, causan estragos, tanto por acción, omisión
y/o indiferencia y dejadez. Tan solo hay que ver a nuestro entorno y más allá
de nuestras narices, y darnos cuenta de que, lamentablemente, veamos hacia
donde veamos, hay guerras, protestas, conflictos, saqueos y estafas, gobiernos
corruptos, dictadores esclavizando, manipulaciones por doquier.
El Ignorante
Voluntario es terriblemente peligroso para la sociedad en la que vive, ya
que al dar soporte y sustento a grupos que intentan negar hechos claros o
soportar posiciones extremas, mueven el equilibrio de poder en la sociedad
hacia gente que causa grandes problemas, gente que intenta aplastar
conocimientos verificados que no cuadran con sus creencias, gente que intenta
arruinar aún más, el desarrollo educativo, gente que con colorida elocuencia convencen
a otros ignorantes voluntarios de hacer cosas que podrían afectar su vida, su
propiedad, su libertad.
Es
justamente la incertidumbre y la conciencia de horizontes inexplorados lo que
da valor a la existencia.
Al
dejar de lado la incertidumbre, al evitar la duda, al no hacer preguntas,
inclinar la cabeza y aceptar ciegamente, el Ignorante Voluntario se
pierde una de las más grandes bellezas de esta vida: el responder inquietudes, no para resolver todos los problemas, cosa que sabemos es imposible, sino para
crear soluciones, agregarle valor a nuestra vida y no restarle, como hemos
venido haciendo.
Pensar
es una decisión, hagamos uso del razonamiento y una reflexión sobre nuestras
acciones individuales.
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