martes, 12 de junio de 2018

TODAS LAS COSAS QUE HAGAS DURANTE TU VIDA...




Ghandi dijo “Todo lo que hagas en la vida será insignificante, pero es muy importante que lo hagas.” “Y todo lo que hagas, hazlo de corazón”.

La vida muchas veces nos resulta un arduo trabajo, una tragicomedia, un caos infinito. Y pocas veces nos detenemos a saborear los esplendidos momentos que vivimos, y sobre todo a reflexionar sobre lo efímera que puede resultar nuestra existencia.

Nuestra vida podría interpretarse como una pieza de música que hemos de improvisar sobre la base del legado que recibimos, y si alguien nos ofrece una muestra de su propio repertorio, debemos recibirlo con generosidad. Cuando alguien nos regala un pedacito de su ser, lo que piensa, siente, lo emociona o conmueve, inaugura en nosotros un contagio que debemos agradecer.

Nadie vivirá nuestra vida, nadie morirá nuestra muerte, nadie dirá nuestras palabras, y sobre todo, nadie establecerá con los demás las relaciones que sólo son nuestras. Nadie querrá a otro con nuestro corazón. Por ello es tan importante vivir de verdad, en definitiva, hacerlo con intensidad. No dejar pasar de largo esa irrepetible posibilidad. Pero para ello no hay receta, ni consigna. Somos seres cotidianos que nos debatimos en un mundo que queremos mejor, somos nostalgia del infinito, precisamos levantar los ojos, mirar las estrellas, confundirnos con el universo y preguntarnos por el sentido de nuestra vida. Y sobre todo, preguntarnos: ¿qué legado dejaremos un día de estos?  Porque llegará un día en que será tarde para dar respuesta a esa pregunta. La vida es la que es, y en gran medida, la que decidimos que sea, pero más allá de lo que entendamos de la vida, hay que implicarse, jugar la partida, girar el tablero; llevar la vida en los propios brazos. No estamos predestinados para nada, somos actores de esta vida que pudiera ser única. Anticipemos entonces  si el último día valoraremos positivamente nuestro discurrir por ella. Aprovechemos cada oportunidad, pues, al igual que  pasa con el amanecer, si llegas tarde ya se habrá ido. Estar vivo es mucho más que no estar muerto. Tenemos la oportunidad de elegir uno de los futuros posibles, y para ello, hay que  entretejer la vida con ilusiones, porque son ellas las que construyen nuestros sueños. Y es cierto que la vida muchas veces carece de sentido, que es un enigma lleno de incertidumbre y grandes esperas. Razón de más para condimentarla con imaginación y fantasía. Y terminar de entender de una buena vez, que lo importante en la vida no es el éxito, sino el sentido. Y que sólo disfrutaremos de nuestra existencia cuando seamos capaces de contemplar el paso del tiempo como un regalo, y de asumir cada día como una oportunidad para reinventarnos y sonreír. No endeudemos la vida, ni la convirtamos en una existencia de alquiler. Ella es un escenario incesante de aprendizaje, que no te esclavicen los "no puedo" y los "imposibles", porque entonces conviertes tu existencia en una profecía autocumplida. Vive de forma deliberada y con una alta dosis de ingenuidad. Que no importe el hecho de saber que no vamos a salir vivos de ella y que aunque la ciencia nos diga que somos parte insignificante del cosmos, jamás olvidemos que también somos insustituibles. Pero sobre todo, no abandones tu paisaje sin haber encontrado un buen amigo, la vida no vale la pena sin un vínculo de lealtad con el que deambular por ella. Vale la pena vivir por una tertulia, una caricia, una sobremesa, un paisaje, un viaje, un libro o una sinfonía. Pero si nada de nada viene hacia ti, entonces recurre al plan "VE". 


Li.Lo.