No… no, no, no. Me repito varias veces. Es demasiado temprano para entristecer, para caer, para dejarme vencer. Entonces, termino de componer mis ánimos lo más que puedo y me ducho sin ninguna prisa, enciendo la cafetera y me preparo un desayuno ligero, la que como siempre acabo comiendo en mi habitación, a solas, frente a la pequeña biblioteca.
Hoy hace un poco más de frío que ayer, no he pasado de escuchar algo de música y de leer como de costumbre, lo cual nunca me ha resultado fastidioso por más que lo repita con frecuencia. Escucho como el viento gélido sopla desde afuera, apresuro la taza de té, me pongo una chaqueta azul, hundo mis manos en los bolsillos, vuelvo a cerrar los ojos como si tratase de evocar un recuerdo muy importante que ahora parece hacerme tanta falta y lanzó la vista al techo como si de este me fuera a caer semejante deseo. Pienso en el olor de los cipresales, así que decido sin más salir a caminar un rato, con Portman y Elfamn sonando en mis auriculares, pongo en mi pequeña mochila, un libro, libreta, y otro poco más de té para llevar.
… Por estas y muchas otras tantas razones
me gustaba estar contigo…, con tu presencia invisible, por estas y muchas otras
tantas razones te echo tanto en falta y… me cuesta tanto asimilar el presente
así, con las cosas que siempre me han gustado hacer pero ahora con el vació de
hallarme sin ti, con esa pesada sensación y malestar de que no puedas volver a
estar entre los confusos relatos de mi
existencia.
Anterior a todo esto, solía
preocuparme tantas otras cosas, incluso al conocerte me preocupaba el hecho de qué
pensaras de mí, sin siquiera imaginar lo agradable que sería caminar a tu lado
sin tener que decir o pensar en nada. Si pudiera decir toda la verdad, diría
que nuestra relación fue perfecta para ambos. Lo nuestro nunca fue una
típica relación de personas normales y comunes, podría asegurar que esta es la
razón principal por la cual nos sentíamos extrañamente tan bien acompañados, comprendidos
y, la vida tenía cierto placer y delicia
oculta. Hay tanto de ti que me florece a
diario que, quizá sea por eso que siempre amanezco con la sensación de seguir
soñado contigo, y así, entre realidad y fantasía… se me van los días.
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