Papá:
Te escribo ya
que no puedes escucharme. No puedes responderme.
El silencio es tu
castigo por haberte ido de esa forma tan estúpida de mi vida. Siempre fuiste
demasiado duro, trabajabas demasiado para no darme un instante, para no regalarme
una mirada, una palabra, lo que te resultaba toda una pérdida de tiempo.
Se supone que debías
de convertirme en una persona fuerte, segura, de futuro y de trabajo, ¡como tú!
¡Ya ves! He crecido, me muero de miedo, me siento tan sola y mi futuro ha
desaparecido ¿¡Cómo la ves!? al menos no me portaré de la forma tan idiota en
que tú te comportaste. En lo que si me parezco a ti es en lo terca e
imprudente, tú solías lastimar a la gente con tu franqueza de hielo, ¡lo siento!
Yo soy igual, algo tuyo tenía que heredar, ¿no?
Has de estar
enterado de mis últimas aventuras, pruebas y sucesos, por si no, déjame ponerte
al corriente: no logré terminar los estudios que tanto quería, pero si aprendí
lo que se siente ser una persona de segunda clase, que tus amigos te olviden, y
que el resto de la gente ignore tu existencia o te tenga lastima.
Sabes, hoy fui
a la universidad a hacerme una prueba pendiente, fue una experiencia horrible;
el lugar estaba lleno, todos los presentes esperábamos el examen, pero lo que
me llamo la atención fue que todos parecían tan despreocupados, que los dientes
se les veían con cara de prepotencia, hasta los maestros se cargaban una
grosería y sarcasmo detestable.
Después de casi
dos horas el examen termino, todos hablaban mil cosas entre sí, yo no entendí
nada, pero si sentí la arrogancia de cada uno, y después de un instante
insoportable el maestro dijo que esperáramos por los resultados; yo me harté,
salí sin previo aviso y sentada en el pasillo decidí esperar desde allí. La
cabeza me daba vueltas y sentí ganas de llorar, quise pararme y no pude, y
cuando estaba a punto de estallar, anunciaron la entrega de notas.
¿¡Qué crees
papá!? ¡PERDÍ!, así como lo ves, me jale los cabellos y comencé a temblar; no
lloré porque yo nunca lloro (frente a los demás claro) pero estuve a punto de
hacerlo. Fue algo tan horrible porque aparte de no aprobar el examen, aquí se
me muere y desaparece otro sueño.
Me quede
callada un largo rato y pensé en todo lo malo que me ha pasado, porque como
sabrás, aparte de las grandes diferencias con mis hermanos y el abandono
invisible de mamá, lo de la enfermedad me ha acarreado mil desgracias más, por
ejemplo que estoy desempleada, ¡así es!, y por obvia razón súmale mi mala situación económica actual, eso sin
contar lo otro.
Papá, ¡¡¡Estoy
harta!!! La psicóloga dice que tengo que salir de aquí, cambiar de ambiente
para que se me quite el trauma de todo esto que sucede, y por supuesto lo de
haberte perdido. Eso es estúpido porque necesitaría como mínimo un viaje a la
luna para que este dolor que siento disminuya un poco, además imagina con qué dinero he de viajar, si ahora a
penas me alcanza para llegar al café que está a unos metros de aquí y, aunque
pudiera largarme lejos no puedo (ya sabes porque). Aquí me siento encarcelada y
siento que a veces me cuesta respirar.
Bueno papá,
espero que tú te la estés pasando muy bien, al menos la última vez que te vi
así parecía… perdóname, escribo puras tonterías, pero me da tanta rabia nunca
haberte tenido, no tenerte aquí ahora que tanto te necesito. ¡Me haces mucha
falta! No tienes idea de cuánto. He sobrevivido con esta detestable enfermedad,
con mamá a medias, sin novio, sin amigos, pero definitivamente no he podido
estar sin ti. Lo que más me duele de todo esto no es tu ausencia sino el hecho
de que NUNCA me quisiste. La última vez que te vi ignoraste mi mirada con
desprecio, como si la del error hubiera sido yo y no tú. Yo nunca te fallé! Tú
sabes muy bien que desde que tengo uso de razón no hice más que tratar de ser
quien tú querías que fuera, para que te sintieras orgulloso de mí, pero jamás
te quisiste dar cuenta de nada. Además, yo nunca quise ser como soy, y de saber
que así sería mi vida, menos.
Sé que a estas
alturas ya nada importa, sigo tratando de olvidar esos detalles… otra vez estoy
apretando los dientes para no llorar.
Solo quería que supieras que a pesar de todo,
para tu gusto o molestia no te he quitado el título de “Papá”. lilo
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